Los comunistas Chilenos creemos que es posible y necesaria la construcción del socialismo
en Chile, pero no basta con querer o gritar fuerte para que esto suceda. Se deben generar
las condiciones objetivas y subjetivas que hagan posible la llegada de los trabajadores al
poder. Esto implica múltiples etapas y objetivos intermedios que permitan a los trabajadores
adquirir el nivel de conciencia, la preparación y la organización para aprovechar una situación
revolucionaria.
No creemos ético ni políticamente correcto apostar a agudizar las contradicciones, como
han propuesto otros grupos de izquierda, para de esta manera incentivar la rabia y hacer
explotar a los trabajadores. Una rebelión por si sola, por profunda que sea, no garantiza que
los obreros puedan alcanzar y retener el poder en sus manos, se necesita conciencia, una
dirección política, unidad y organización, cosas con las que aun no contamos.
Creemos que nuestros esfuerzos son mejor invertidos en luchar por reformas que eleven la
conciencia de las masas y empoderen los instrumentos organizativos de la clase trabajadora
frente a la burguesía. Del ejercicio del poder que otorga la incidencia política se obtienen
valiosas herramientas que contribuyen a la acumulación de fuerza social. De la organización
y acción política se obtienen los elementos para el desarrollo de la conciencia de clases.
Por tanto nuestra apuesta está ahí donde las reivindicaciones sociales generen organi-
zación, discusión y crítica a modelo actual. Este proceso de construcción popular tiene como
objetivo la paulatina ruptura democrática del sistema neoliberal.
Nuestro programa como partido, incluye una serie de planteamientos que atacan las bases
del sistema, y hacen concluir en la necesidad de enfrentarlo, rompiendo con su hegemonía
ideológica.
Algunos de estos elementos programáticos son:
• Recuperar plena soberanía sobre nuestros recursos naturales y materias primas,
principalmente el cobre.
• Impulsar un proyecto nacional de desarrollo que otorgue valor agregado a nuestros
productos de comercio y permita reindustrializar el país con mayor participación del
Estado.
• Creación de empresas estatales en sectores productivos estratégicos.
• Contar con una nueva Constitución generada a través de una asamblea constituyente
y aprobada en plebiscito.
• Redistribuir el ingreso elevando el salario mínimo y realizando una reforma tributaria
que ponga el acento en la tributación de las transnacionales y las grandes empresas.
• Dictar una nueva legislación laboral que consagre los derechos de los trabajadores a
la sindicalización, a la negociación y a la huelga.
• Hacer efectivo el reconocimiento de los pueblos originarios y garantizar sus derechos
en los marcos de una autonomía cuyo carácter debe ser concordado con ellos.
• Poner en práctica políticas de defensa del medio ambiente que resistan las presiones
de los grandes capitales, que signifiquen definir políticas de generación de energía
que protejan los equilibrios ecológicos.
• Asegurar el acceso de los sectores populares a una salud digna, pública y gratuita.
• Reconstruir un sistema de educación pública que ponga en el centro la construcción
de ciudadanos para la democracia, la generación de conocimiento para el desarrollo
nacional y no la formación de profesionales para el mercado.
• Crear condiciones para le desarrollo de las pequeñas y medianas empresas en contraposición
a los grandes monopolios.
• Redefinir las políticas arancelarias y de importación, protegiendo la industria y la
agricultura nacional.
Estas medidas permiten dar respuesta en el corto y mediano plazo a algunas importantes
necesidades sociales, pero chocan con los intereses de quienes hoy día ostentan el poder
en Chile, tanto a nivel económico como político. De manera que no se aplicarán a menos
que los sectores populares disputen ese poder a la burguesía abriendo espacios democráticos.
Los comunistas buscamos un desplazamiento del actual poder político, hacia un poder democrático
para lograr los cambios que requiere el pueblo, generando a convergencia de
amplios sectores sociales. Esto lo plateamos a modo de tesis central de nuestra política: la
forma de terminar con el neoliberalismo es a través de la auténtica democracia, la contradicción
principal de este periodo es entre capitalismo y democracia.
Por contrapartida, el presidente con mayor apoyo es Juan Manuel Santos de Colombia con un 75 por ciento, seguido de Dilma Rousseff de Brasil con un 67 por ciento y Rafael Correa de Ecuador con un 64 por ciento.
La resolución se adoptó a través de un fallo dividido. (Foto: UPI)
